martes, 28 de abril de 2015

TERREMOTO EN NEPAL: EN MEDIO DEL CAOS, LAS FAMILIAS ESTAN ROTAS Y LOS NIÑOS TERMINAN SOLOS.

Nepal es un país donde un cuarto de la población vive en la pobreza. Ahora también puede ser descrito como un país que ha perdido a más de 5.000 personas a raíz de una catástrofe natural. Las entrañas de la Tierra se cebaron el sábado con el país que llama Diosa del Cielo ('Sagarmatha') al monte más alto del mundo pero, no contentas con ello, emitieron repetidas señales que han hecho que los nepalíes aún no se sientan a salvo. Tras el terremoto que marcó el fin de un capítulo en la historia del país y el inicio de uno nuevo, cuya primera página se encuentra aún en blanco, "lo más impactante fueron las sucesivas réplicas que nos atormentaron en más de 70 ocasiones en dos días", relata Shankar Pradhananga, director de la ONG Aldeas Infantiles SOS en Nepal. Hoy, las calles de las zonas afectadas, sumidas en el caos del desastre, son hogar para los miembros de esas familias que han quedado rotas a la vez que constituyen un foco de enfermedades. Y es que, en un Nepal donde "la gente está traumatizada por la tragedia, no tiene ni idea de qué hacer", según cuenta Pradhananga, lo peor está aún por llegar. "Combatir las enfermedades infecciosas es ahora prioridad", explica, lo que se suma al "cuidado de los niños que se han quedado solos tras el terremoto", añade Pradhananga. A pesar de que aún no existen cifras oficiales acerca de cuántos niños han perdido a sus padres, Aldeas Infantiles SOS tiene la capacidad para "cuidar de 500 niños a largo plazo" en sus campamentos, como indica su director en Nepal. Sin embargo, "el primer paso es intentar reunir a esos niños con los familiares de los que han quedado separados", señala. Estos, si lo necesitasen, pueden recurrir al cuidado de los pequeños por parte de la ONG mientras buscan soluciones para su situación. UNICEF ya señalaba el domingo que "casi un millón de niños se han visto gravemente afectados" por el desastre natural. Pero son las enfermedades infecciosas, sobre todo las que se transmiten por el agua, como el cólera, las que se perfilan como nuevos enemigos de los supervivientes. Estos "están pagando un precio muy alto por comer", como alerta el director de la ONG en Nepal, ante el desabastecimiento de víveres que impera en el país y la dificultad para llegar a los lugares más golpeados por la fuerza de la Tierra. Jóvenes voluntarias de Aldeas Infantiles SOS en Kavre apoyan la operación de emergencia en uno de los campamentos, Nepal Aldeas Infantiles SOS "Tenemos que convencer a los cientos de miles de personas que permanecen en las calles de que regresen a sus hogares, si estos se encuentran en buenas condiciones, para poder identificar a quienes realmente han perdido los suyos", apunta. De esta manera, como expresa Pradhananga, "podremos prepararnos para que los trabajadores sanitarios atajen estas enfermedades a tiempo y asegurarnos de que lleguen las medicinas". Sin embargo, aunque la situación que atraviesa el país asiático es dramática, "tenemos que mostrarnos muy optimistas porque, tras la destrucción, la construcción ciertamente tiene que llegar", relata el director de Aldeas Infantiles en Nepal. "Mientras esperamos a que esta se materialice, podemos soñar y trabajar también por un nuevo comienzo", cuenta a El MUNDO desde su casa en Nepal, donde la cobertura telefónica es otra de las facilidades que han quedado maltrechas tras la tragedia.